jueves, febrero 14, 2008

Piropos

Recientemente se publicó en la gaceta oficial del distrito federal la Ley para el acceso de las mujeres a una vida libre de violencia, en la cual se establece como una de las muchas formas de violencia sexual contra las mujeres, las miradas lascivas y las expresiones verbales ofensivas, mejor conocidas como “piropos guarros”.

Vámonos por partes como dijo Jack, las miradas lascivas, o lo que viene siendo, pasarle el escáner a la damita de buenas y agradables formas que vemos pasar por la calle, la mirada encueradora y en algunos casos violadora. Desde el punto de vista del abogado, ¿Cómo carajos demuestro que se le quedaron viendo de forma lasciva o libidinosa a una mujer?, ¿Quién va a juzgar esta actuación tan subjetiva?, si los primeros en traer el radar prendido son los mismos policías.

La parte de las pruebas es por demás complicada, pues la mirada libidinosa no es un acto que continúe hasta que llegue la autoridad o deje rastro para que un perito afirme que la mirada del sujeto en cuestión configura el delito. Por otra parte hay individuos que tienen permanentemente ese tipo de mirada, así pase Cecilia Ponce o fabiruchis, esos deben ser encerrados de forma permanente pues son delincuentes consuetudinarios. Benditos lentes oscuros que permiten delinquir sin consecuencias.

Pasemos a la segunda parte, los piropos guarros, son una forma de poesía ancestral, llevada a su máxima expresión por los heroicos trabajadores de la construcción, los otrora masones, hoy albañiles. Más sin embargo, hay mujeres que les gustan los piropos con cierto nivel de guarritud, vamos, no los de abuelito, pero tampoco los del media cuchara de la construcción, cosas finas. Ejemplifiquemos, el abuelito dice “debió estar fuerte el temblor, porque se están cayendo los ángeles del cielo”, el chalán dice “en que pensó Dios, cuando en vez de naranjas, dos melones te dio”. Siguiendo está esta bella composición que se recita a dos voces Guarro1: “en esa cola si me formo”; Guarro2 “yo no me formo, me meto”. El turístico, refiriéndose a las piernas “si así esta el camino, como estará el pueblito”. Los clásicos “¿Qué comen los pollitos?, macita” y “¿Qué comen las ardillas?, bellotas”. Los alimenticios “con esas tortas y una fanta hasta mi pajarito canta”, “con esas nalgas has de cagar bombones”, “hazme un te de amor”, y podría seguir, pero ya estoy llevando este blog al inframundo verbal.

Por ahora los chilangos deberemos abstenernos de verbalizar vulgarmente las bajas pasiones que nos despierten las mujeres hermosas, o verbalizarlas de forma más elaborada y elegante, antes podíamos decir “güera, güera, si me muero quien te encuera”, digamos “rubia, rubia, si yo falleciera, quien te despojaría de tus prendas” (dan’up dixit).

Finalmente, ir al teibol convierte, con esta ley, a los parroquianos en delincuentes seriales, incluso, el Calígula men’s club sería como un Auschwitz de las miradas lascivas, y aquí entra mi queja sobre la equidad de género, ¿quien nos defiende a los hombres de las miradas lascivas de las mujeres, dirigidas a nuestros glúteos, entrepiernas o peor aún, al bolsillo donde llevamos la cartera?

Les dejo un bonito video con una canción bien guarra, “interpretada” por Tata Golosa.

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